lunes, 1 de julio de 2013

Situación en Pakistan

Hace dos meses que llegué a este increíble país, y todos los días están pasando cosas que me sorprenden. Son tantas las cosas, que es imposible recordarlos: arrestos, ataques, hospitalidad, parajes. En Pakistán TODO es posible.  Aunque en los últimos posts hablé de forma positiva sobre la seguridad, empiezo a cambiar de opinión, y en este post hablaré con algo más de profundidad a cerca de este tema.


Todo hay que verlo por provincias, siendo Beluchistán y las áreas tribales alrededor de Peshawar las más conflictivas. Comenzando con la primera, Beluchistán, tierra árida pero rica en energía natural, está siendo explotada desde hace años por el país, obteniendo grandes beneficios para Pakistán sin dejar más que migas en la zona. Hay diferentes grupos que operan en la zona, secuestran algunos turistas que vayan de paso, y los venden a talibanes u otros grupos. Añadiendo la lucha entre suníes y chiíes y el enfrentamiento con la armada y la policía, la gente local vive en condiciones muy duras y expresan su cansancio por toda la situación.


La segunda parte, las áreas tribales, es un caso excepcional. La tierra, mayoría de Pashtunes, se encuentra fuera del alcance del gobierno pakistaní. Cuando Pakistán e India se dividieron y el subcontinente desapareció, estas tierras consiguieron su total autonomía, impidiendo totalmente la entrada de la policía. Las tres reglas principales de esta gente son: 1. Hospitalidad, 2. Honor, 3. Derecho a la venganza. De esta manera pueden llegar a ser la gente más hospitalaria 
del mundo y muy buenos amigos, o el peor enemigo que te puedas imaginar. Son gente guerrera, y desde la historia la gente pathan y las armas han ido agarrados de la mano. Ellos tienen derecho a crear su propia ley, y hacer su justicia. Mi experiencia personal me obliga a decir que el trato recibido ha sido increíble. Respetando su cultura y costumbres, la hospitalidad recibida es inexpresable mediante simples palabras. Pero aquí también existen complicaciones. Aprovechando la situación, ha sido buen cobijo para los talibanes, y los ataques entre diferentes grupos son muy intensos. En Peshawar cada dos o tres días explotaba una bomba y una vez escuche disparos detrás mío cuando pasaba con la moto: habían matado a una enfermera que vacunaba a la gente contra la polio. Los hechos se justificaron con que esta vacuna disminuye la fertilidad de la mujer y los extremistas no lo toleran.


En general me he sentido bastante tranquilo viajando por el país, hasta hace unos días. Pasaba con mi moto por un alto paso, quería visitar una vez más las áreas del norte, ver alguna montaña de 8000 metros y algún otro glaciar. Todos mis deseos se cumplieron sin grandes incidencias, mas me comentaron que hace justo un año mataron a 25 personas chiíes en la misma zona que crucé. Las tierras parecían tan pacíficas y tan tranquilas que me costaba entender cómo pudo ocurrir tal suceso. A la mañana siguiente, cuando me desperté saltaron las noticias sobre 10 turistas asesinados a sangre fría cerca de un valle donde estaba. Evacuaron al acto a todos los turistas de alrededor en aviones militares, pero como yo estaba en casa de un amigo y no en un hotel, nadie me aviso sobre la evacuación. Y allí me encontraba, con mi moto. Los talibanes han anunciado que van a por turistas, están artos de las bombas de los drones americanos que matan gente constantemente en las partes tribales del país. Que mejor manera para la lucha internacional que ir a por turistas.






Me bajé en tres días de vuelta a la capital, vestido de manera tradicional pakistaní, y con mi moto local. La barba me ayuda, y aparentemente mis rasgos faciales se ajustan a la gente pashtun. De esta manera, si no hablo y me mantengo callado no llamo demasiado la atención. Mi plan de cruzar Beluchistán en la moto se va cambiando, ya que antes el riesgo existente era la posibilidad de que te tocara alguna bomba en las cercanías, pero ahora nos hemos convertido en blancos. En los siguientes días decidiré si merece la pena arriesgarse y cruzar la zona, o vender la moto y volar a Irán.

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