Hace dos meses que llegué a este increíble
país, y todos los días están pasando cosas que me sorprenden. Son tantas las
cosas, que es imposible recordarlos: arrestos, ataques, hospitalidad, parajes.
En Pakistán TODO es posible. Aunque en los últimos posts hablé de forma
positiva sobre la seguridad, empiezo a cambiar de opinión, y en este post hablaré
con algo más de profundidad a cerca de este tema.
Todo hay que verlo
por provincias, siendo Beluchistán y las áreas tribales alrededor de Peshawar
las más conflictivas. Comenzando con la primera, Beluchistán, tierra árida pero
rica en energía natural, está siendo explotada desde hace años por el país, obteniendo
grandes beneficios para Pakistán sin dejar más que migas en la zona. Hay
diferentes grupos que operan en la zona, secuestran algunos turistas que vayan
de paso, y los venden a talibanes u otros grupos. Añadiendo la lucha entre suníes
y chiíes y el enfrentamiento con la armada y la policía, la gente local vive en
condiciones muy duras y expresan su cansancio por toda la situación.
del mundo y muy buenos
amigos, o el peor enemigo que te puedas imaginar. Son gente guerrera, y desde
la historia la gente pathan y las armas han ido agarrados de la mano. Ellos
tienen derecho a crear su propia ley, y hacer su justicia. Mi experiencia
personal me obliga a decir que el trato recibido ha sido increíble. Respetando
su cultura y costumbres, la hospitalidad recibida es inexpresable mediante
simples palabras. Pero aquí también existen complicaciones. Aprovechando la situación,
ha sido buen cobijo para los talibanes, y los ataques entre diferentes grupos
son muy intensos. En Peshawar cada dos o tres días explotaba una bomba y una
vez escuche disparos detrás mío cuando pasaba con la moto: habían matado a una
enfermera que vacunaba a la gente contra la polio. Los hechos se justificaron
con que esta vacuna disminuye la fertilidad de la mujer y los extremistas no lo
toleran.
En general me he
sentido bastante tranquilo viajando por el país, hasta hace unos días. Pasaba
con mi moto por un alto paso, quería visitar una vez más las áreas del norte,
ver alguna montaña de 8000 metros y algún otro glaciar. Todos mis deseos se
cumplieron sin grandes incidencias, mas me comentaron que hace justo un año
mataron a 25 personas chiíes en la misma zona que crucé. Las tierras parecían
tan pacíficas y tan tranquilas que me costaba entender cómo pudo ocurrir tal
suceso. A la mañana siguiente, cuando me desperté saltaron las noticias sobre
10 turistas asesinados a sangre fría cerca de un valle donde estaba. Evacuaron
al acto a todos los turistas de alrededor en aviones militares, pero como yo
estaba en casa de un amigo y no en un hotel, nadie me aviso sobre la evacuación.
Y allí me encontraba, con mi moto. Los talibanes han anunciado que van a por
turistas, están artos de las bombas de los drones americanos que matan gente
constantemente en las partes tribales del país. Que mejor manera para la lucha internacional que ir a por turistas.
Me bajé en tres días de vuelta a la capital, vestido de manera
tradicional pakistaní, y con mi moto local. La barba me ayuda, y aparentemente
mis rasgos faciales se ajustan a la gente pashtun. De esta manera, si no hablo
y me mantengo callado no llamo demasiado la atención. Mi plan de cruzar
Beluchistán en la moto se va cambiando, ya que antes el riesgo existente era la
posibilidad de que te tocara alguna bomba en las cercanías, pero ahora nos
hemos convertido en blancos. En los siguientes días decidiré si merece la pena
arriesgarse y cruzar la zona, o vender la moto y volar a Irán.
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