En los últimos días he estado atento a las señales, al sexto sentido y a los hechos que se sucedían a mi alrededor. Es parte de mi manera de viajar, procuro que el mismo camino me guíe, y una vez encontrado la dirección correcta es como navegar por el mar con los vientos alisios a favor.
Una vez pasado el obstáculo me adentré en la parte
vieja, aparqué la moto y pensé en tomarme un te para relajarme y observar. Nada
más dar dos pasos, una moto a toda velocidad apareció de la nada, me
atropelló, después arrolló a otra persona hasta que finalmente se fue contra
una tiendecita. Jaleo. El chico me culpaba a mí, pero yo le hacía gestos con la
mano diciendo que andaba demasiado deprisa. Tampoco quería abrir la boca, para
no delatarme como turista. Al final intervinieron unos ancianos quienes me
dieron la razón y me dijeron que me fuese a por el té. Fue uno de los tés más
rápidos que he tomado, pues después de todo lo ocurrido sentía que no debía de
estar allí. Efectivamente, unas horas más tarde una bomba explotaba en la zona.
Lahore
es una ciudad rica en cultura, una ciudad ajetreada y con un orden público
desconocido y difícil de entender para los europeos. Sus edificios nos
demuestran una arquitectura de colonia inglesa, mongol y árabe, testigos de la
historia. Pero una de las cosas más interesantes en mi opinión son los rezos y
rituales de los sufíes. Cada jueves se juntan en los santuarios donde empiezan
a sonar los tambores y la gente baila a ritmo de los golpes. En cierto momento
comienzan a girar y a dar vueltas, balancean bruscamente la cabeza y los
ojos dejan de enfocar. Están en estado de trance. Si no lo he entendido mal
esta es su manera de conectar con lo divino.
Sobre
mi historia, he decidido seguir con mis planes y sueños y acercarme a la frontera
de Iran con mi moto, descartando la posibilidad de volar. Puede que sea
peligroso el camino, pero me estoy mentalizando ya que ese deseo de aventura es
lo que me da la vida. No se si me entendéis. Será una ruta diferente y por
mucho que pregunte o busque información nadie sabe nada seguro de esa zona.
Cabe la posibilidad de que las autoridades no me dejen emprender el camino, o
incluso peor, que una vez recorrido los 700 kms de árida tierra y cruzado las
delicadas tierras de Baluchistan, no me permitan cruzar para Iran. Sería una
decepción. Pero la meta o el destino no es lo que más me importa, sino que el
camino en sí, y con ese pensamiento no hay espacio para el fracaso. Ayer mismo,
si la policía no me hubiese parado y molestado, si el chico de la moto no me
hubiese atropellado... quien sabe si no me hubiese quedado en la parte vieja a
cenar justo cuando explotó la bomba. Pero confío en que si sigo mi camino y mi
sueño, sea lo que sea, me seguirá protegiendo. Insha Allah.
El destino no quería que te pasara nada.
ResponderEliminarJoder bobby earra harrika dakak!!!!puff....kontuz ibili!!
ResponderEliminarMAK
Bomba explotó! En serio!
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