Perth, final del viaje por Australia

En este momento me encuentro recorriendo el desierto de Nullarbor en tren. Después de pasar una semana en Adelaide, me dirijo hacia Perth, donde me espera el final de mi viaje por Australia. 

Australia es un país con mucha variedad: desde el trópico de Cairns, o el desierto en Uluru, hasta temperaturas frescas y lluvia en Tasmania. Sorprende la amabilidad de la gente, y la tranquilidad con la que viven. Supongo que será gracias a la clásica filosofía australiana: "No worries, mate" (no te preocupes, amigo). Pero como todos los sitios, también tiene una pequeña pega para el viajero. El nivel de vida es muy alto, con salarios inimaginables para nosotros: un transportista de comida que conocí en Uluru, me dijo que cada día por cada viaje en coche que hacía, ganaba 250 dólares. Unos 1250 a la semana, 5000 al mes. Y no es que sea un salario especial. En las minas parece estar escondido el tesoro, donde los trabajadores se ganan una gran fortuna, hasta 200.000 o 300.000 dólares al año. Por eso mismo, la comida, el alcohol, alojamiento y servicios son igual de caros. Una noche en un hostal, compartiendo habitación con otras 5 personas te puede costar entre 20 o 30 dólares, un pack de 6 cervezas en una tienda unos 15 dólares, una habitación al norte de Sydney (Manly) 250 dólares a la semana, etc.

Por eso, el que va sin mucho dinero tiene que buscar alternativas. Yo me he arreglado bastante bien: duermo en los bosques, playas o parques, como solamente lo que compro en supermercados, y el alcohol es un capricho que me permito muy de vez en cuando. Así, un día normal no me gasto mas de 10 dólares. También tengo que agradecer a la gente que me ha ayudado durante los últimos meses: compañeros de piso de Manly, que me dejaron quedarme durante mucho tiempo en su casa sin pedirme nada a cambio, o a toda la gente que me ha dejado alojarme en su casa durante mi viaje.

Ahora me dirijo hacia Sumatra, la segunda isla mas grande de Indonesia, con intención de pasar unas 3-4 semanas, y recorrer desde la ciudad de Padang hasta Medan. Una vez al noreste de la isla, tengo planeado coger un ferry que me lleve a Malaysia. Será una buena aventura, al parecer por selvas, entre animales y pequeñas aldeas. Lo mejor de todo, es que ahora, una vez fuera de Australia, empezará la cuenta atrás para la  llegada a casa, día a día, kilómetro a kilómetro, un país tras otro. Mi madre lo agradecerá.

Peró me siento bien: siento que estoy haciendo lo que más me gusta, cada día va siendo diferente (no solamente andar en bicicleta), y voy apreciando pequeñas cosas que en el día a día de casa se pasan por alto.