domingo, 3 de junio de 2012

Final del viaje por Tailandia


Thai-land significa tierra libre. Este país es el único del sudeste asiático que no ha sido colonizado en el pasado. Tal vez el carácter fuerte de su gente sea la razón por la resistencia, o este sea el resultado del orgullo de haber aguantado la presión de los países colonizadores. De todos modos, su carácter resulta obvio cuando visitas su tierra. A diferencia de Indonesia por ejemplo, donde la gente es más suave o tranquila por decirlo en algún modo, a los Tailandeses se les corre la sangre más deprisa.  Y con esto no digo que sean mala gente, los Tailandeses en general son gente amigable y están dispuestos ayudarte en caso de necesidad, pero me he quedado con la sensación de que robar una sonrisa a un Tailandés no es tan fácil como en Indonesia. Aun así, todo depende de la zona donde te muevas. Por mi experiencia, en sitios donde el trabajo surge del turismo, como son las islas del sur, a la gente no se le notaba la felicidad en los ojos como a la gente del norte. Según te alejas más de las masas, y te pierdes por los pueblecitos del norte, el carácter fuerte se esconde, y brotan las sonrisas y los saludos. 



En general Thailandia es un país seguro, aunque como en todos los sitios es mejor andar con los ojos abiertos. Si alguien tiene la intención de visitar algún día, unas advertencias:

1- Cuidado con el autobús que baja desde Bangkok a las islas del sur. A mucha gente les han robado de la mochila que dejas en el porta-maletas. Incluso me han comentado casos de utilizar una especie de gas, que dejan a la gente dormida, y les roban lo que llevan encima…

2- Cuidado también con las motos alquiladas. En la misma zona, en las islas del sur, hay que tener cuidado donde se alquilan las motos. Ha habido casos donde la gente a alquilado una moto, y resulta que la pintura que lleva la moto es muy frágil. Cuando la devuelves, y ven que tiene unos arañazos, te piden mucho dinero por el "arreglo". Como estás en su "territorio", tienes todas las de perder si no pagas. 

3- Alejaos de las drogas. En el sudeste asiático el trafico y consumo de las drogas está fuertemente penado. En Indonesia puede que te metan a la cárcel de por vida, y en Malaysia te ahorcan. Escuché el caso de una chica francesa, que le arrestaron por llevar droga. La chica fue ahorcada. Aún así, me ha sorprendido mucho que la marihuana sea muy común en muchos sitios y que haya mucha gente que lo fume. Aquí te juegas la vida. 



La religión de los tailandeses es el budismo, y a diferencia de nuestro pueblo, realmente adoran y aman a su rey. Todos los días, a las 9 de la mañana y a las 6 de la tarde, en algunos sitios públicos suena una canción en el nombre del rey. Todo el mundo se para, nadie camina, hasta que termina la canción. Después todo vuelve a la normalidad. Otra curiosidad, es que está penado pisar un billete Thai, ya que llevan la foto del rey. Ah! Y que a nadie se le ocurra decir algo malo de él. Para ellos es como un Buddha pero a un nivel inferior. Ahora la gente está un poco preocupada porque el rey ya está muy avanzado en la vida, y hay quien no confía tanto en hijo que lo va a suceder y coger el trono.



Les dan mucha importancia a las diferentes partes del cuerpo. La cabeza es la parte más pura o importante del cuerpo, y los pies la zona más sucia o impura. Es impensable tocar la cabeza de alguien que no conoces, de algún monje o incluso de tus padres. Al igual, es de muy mala educación señalar o tocar a alguien con los pies. 



Todos estos detalles, y muchos más que ahora no me vienen a la cabeza, hacen de Tailandia un país muy interesante, además de tener mucha variedad: desde las islas y playas del sur, hasta las grandes montañas y valles del norte. Mi parte favorita ha sido sin duda el norte donde me alquilé una moto durante 3 días y me perdí por los montes. Llegué sin querer a la frontera con Burma (Myanmar), donde la policía fronteriza se sorprendió de verme, y me saludaron con un "uhhhhh…", diciendo como: tu chaval, estás muy perdido para llegar hasta aquí…". Conocí a un monje que vivía en una cueva/casa desde hacía siete años, en soledad con sus 73 años. Encontré elefantes que viven en libertad y visité pequeñas aldeas donde hacen el whisky de arroz o viven las mujeres de cuellos largo (los Kayang). La historia de estas mujeres no es muy agradable. Originalmente son cercanos a Mongolia, pero emigraron a Burma hace muchos años, donde sufrieron abusos y malos tratos por la dictadura militar y escaparon a Tailandia. Ahora se encuentran un una situación delicada: el gobierno tailandés no les da un pasaporte, por lo que están estancados en sus pueblecitos sin posibilidad de ir a donde quieran. Uno de los mayores recursos económicos de Tailandia es el turismo, y se puede decir que esta gente se ha convertido en una atracción turística.



He vivido muchas experiencias nuevas, y estoy muy agradecido de haber tenido esta posibilidad. Como decía un callejero que conocí en Australia, esta vida es un viaje. Y animo a cualquiera que lea estas frases, a que vivan su viaje de la manera que les hagan felices. Disfrutar del trayecto! 

2 comentarios:

  1. Kaixo Goratz!
    Seguro que me repito si te digo que me encanta lo que cuentas y cómo lo cuentas. ¡Qué interesante todo!
    Ayer precisamente llegó Iker a Phuket. Se va a quedar un tiempito por tierras Tailandesas.
    Por si no se ha enterado, le diré que has publicado nuevo post para que lo lea; tus consejos me parecen muy útiles.
    Continúa aprendiendo y disfrutando en la Universidad de la Vida :-)
    Iker eta Kermanen ama.

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  2. impresionante, me parece que tenéis un arrojo indescriptible, felicidades y un saludo!

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